De “cuaderno de Nueva York,
de José Hierro”
(…) Transfigurado por la noche, oficio
el rito de la transfiguración
con libaciones de ginebra, bourbon,
whisky, tequila, ron, humanizadas
por el zumo de lima, ácida y verde,
que habla mi misma lengua con acento más dulce.
José hierro es un poeta completo, y todo este poemario es un rosario de voces infinitas que ahondan en el cotidiano descubrimiento de una ciudad que nace cada día y cada día muere, o muere y nace por segundos a cada nueva palabra con las que el poeta golpea la realidad y acaricia el sueño del poema que se va formando. Sin embargo esta estrofa más que disfrutarla la sufro un poco, aunque sin dejar de comprender que para llegar a las alturas a veces hay que pasar por el infierno, y sin duda, en los siguientes pasos el poema recupera toda la fuerza anterior y poniendo rumbo a las calles numeradas de la ciudad, termina siendo un prodigioso poema envuelto en nubes de alcohol, para decir con el último verso las palabras por las que se hace necesaria una relectura de todo el contenido:
“¡Lástima grande que haya sido verdad tanta tristeza!”
Ha sido querer llegar a este verso final lo que me induce a hablar de este poema “Rapsodia en Blue” de Cuaderno de Nueva York
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