el amor es el único y último recurso que nos queda para salir ilesas de la vida
EL AMOR ES EL ÚNICO Y ULTIMO RECURSO QUE NOS QUEDA PARA SALIR ILESOS DE LA VIDA
En mi casa había un libro. A decir verdad, había tres
Hay versos que se escriben cuando se han acabado las palabras.
sábado, 21 de agosto de 2010
lunes, 16 de agosto de 2010
Poeta José Hierro (pequeño análisis)
De “cuaderno de Nueva York,
de José Hierro”
(…) Transfigurado por la noche, oficio
el rito de la transfiguración
con libaciones de ginebra, bourbon,
whisky, tequila, ron, humanizadas
por el zumo de lima, ácida y verde,
que habla mi misma lengua con acento más dulce.
José hierro es un poeta completo, y todo este poemario es un rosario de voces infinitas que ahondan en el cotidiano descubrimiento de una ciudad que nace cada día y cada día muere, o muere y nace por segundos a cada nueva palabra con las que el poeta golpea la realidad y acaricia el sueño del poema que se va formando. Sin embargo esta estrofa más que disfrutarla la sufro un poco, aunque sin dejar de comprender que para llegar a las alturas a veces hay que pasar por el infierno, y sin duda, en los siguientes pasos el poema recupera toda la fuerza anterior y poniendo rumbo a las calles numeradas de la ciudad, termina siendo un prodigioso poema envuelto en nubes de alcohol, para decir con el último verso las palabras por las que se hace necesaria una relectura de todo el contenido:
“¡Lástima grande que haya sido verdad tanta tristeza!”
Ha sido querer llegar a este verso final lo que me induce a hablar de este poema “Rapsodia en Blue” de Cuaderno de Nueva York
de José Hierro”
(…) Transfigurado por la noche, oficio
el rito de la transfiguración
con libaciones de ginebra, bourbon,
whisky, tequila, ron, humanizadas
por el zumo de lima, ácida y verde,
que habla mi misma lengua con acento más dulce.
José hierro es un poeta completo, y todo este poemario es un rosario de voces infinitas que ahondan en el cotidiano descubrimiento de una ciudad que nace cada día y cada día muere, o muere y nace por segundos a cada nueva palabra con las que el poeta golpea la realidad y acaricia el sueño del poema que se va formando. Sin embargo esta estrofa más que disfrutarla la sufro un poco, aunque sin dejar de comprender que para llegar a las alturas a veces hay que pasar por el infierno, y sin duda, en los siguientes pasos el poema recupera toda la fuerza anterior y poniendo rumbo a las calles numeradas de la ciudad, termina siendo un prodigioso poema envuelto en nubes de alcohol, para decir con el último verso las palabras por las que se hace necesaria una relectura de todo el contenido:
“¡Lástima grande que haya sido verdad tanta tristeza!”
Ha sido querer llegar a este verso final lo que me induce a hablar de este poema “Rapsodia en Blue” de Cuaderno de Nueva York
domingo, 15 de agosto de 2010
A LIBRO REGALADO...
A libro regalado no le mires el nombre.
Hace unos días mi marido me regaló un libro que acepté con una sonrisa y un agradecimiento casi de cortesía que no estoy segura de haber sabido disimular del todo.
El título del libro en primer lugar no me decía gran cosa, no era una novela, no me gustó la portada. De sus autores, José Antonio Marina y Mª Teresa R. de Castro tenía pocas noticias. He leído algo de Marina y todo me ha gustado en mayor o menor medida, pero de su colega no tenía ninguna referencia. En definitiva, que me hice una idea negativa sin tener argumentos ni bases para ello. No es bueno hacer juicios prematuros, ni sobre las personas ni sobre algo que no conocemos de antemano. Saqué esta conclusión que ya en muchas ocasiones hemos hecho de forma casi cotidiana. Casi todos nos dejamos llevar por la primera impresión de lo que conocemos y hacemos que prevalezcan los prejuicios que nos ponemos como parepetos para hacer valor la opinión que nos hemos formado en base a nada.
Pues una vez que comienzo a leer “La conspiración de las lectoras”, mi sorpresa es grata y por momentos aumenta mi satisfacción y mi interés. Comenzamos adentrándonos en la formación de un club de mujeres en los principios del pasado siglo XX, en España. Un club en el que mujeres como Zenobia Camprubí, Victoria Kent, María de Maeztu, María Teresa León, Carmen Baroja y un interminable número de nombres femeninos de la época, intelectuales, madres, esposas o hijas de otros tantos escritores, poetas o políticos, o simplemente mujeres con afanes e ideas de empezar a romper moldes y crear un ambiente en el que se comenzaran a ver diferencias, o por el contrario, romperlas para comenzar a ver un equilibrio que hasta la fecha era demasiado ostentoso.
El Lyceum Club fue la vanguardia feminista de formación casi intelectual, a través del cual se dieron los primeros pasos para la puesta en marcha de una serie de ventajas sociales, ideológicas y de conquista en derechos de las mujeres en España.
Seguiré leyendo con todo el interés que me ha levantado la historia de la creación de este singular club; me enteraré de sus logros, sus adelantos y todo su desarrollo, pero para más información he de adelantar lo mismo que me supe a las pocas páginas: que el club después de haber superado la dificultad de los comienzos y alcanzar con plenitud los días primeros años de vida, dejó de tener actividad con el triunfo del levantamiento militar de mil novecientos treinta y seis.
Lo que no había conseguido anular ni aniquilar la acritud de sistemas anteriores, ni la iglesia ni el rancio conservadurismo de la sociedad española, lo consiguió la guerra, o mejor dicho, el resultado de la misma.
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