el amor es el único y último recurso que nos queda para salir ilesas de la vida

EL AMOR ES EL ÚNICO Y ULTIMO RECURSO QUE NOS QUEDA PARA SALIR ILESOS DE LA VIDA

En mi casa había un libro. A decir verdad, había tres


Hay versos que se escriben cuando se han acabado las palabras.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

ÚLTIMA VELADA EN SOTIEL (Final)


--Éramos tan jóvenes…
Y tú dijiste, como si me hubieras escuchado.
--Quizás envejecimos demasiado pronto…
Aquella noche no bailamos. Tan solo hablamos con unos y con otros y reímos y saludamos a gente que hacía treinta y hasta cuarenta años que no habíamos vuelto a ver. Y rememoramos anécdotas gritándonos en los oídos o aprovechando los parones de la escandalosa orquesta. Aquella noche no se nos cayó la sorpresa de la cara. Se nos cayó la venda, eso sí. Porque de pronto nos vimos nuevos y distintos, inseparables, imposibles de comprender por separado el uno sin el otro. Podía haber sido así, pero no fue.
Aquella noche nos sonreímos cómplices comprendiendo que alguna vez hubiésemos estado enamorados, porque es fácil cuando se es feliz y cuando podemos sentirnos bien viendo a la gente hacer el indio mientras bailaban para despedirse, una vez más y hasta el año que viene, la insustituible pieza festiva de “Paquito el chocolatero”; después la pista se quedó vacía mientras se ponía en marcha nuevamente el trámite de la añoranza. Aquella noche se acabó lo que se daba. Todo viejo, pero todo nos parecía tan nuevo como el día que estaba comenzando.
Aquella noche nos quedamos en la casa en la que habíamos comenzado a ser mayores, de la que salimos un día de hace tantos años. Abrimos las ventanas y dejamos que corriera el aire y que el tiempo pasara con nosotros. No dormí. Creo que tú tampoco. Hablábamos por separado, susurrando, cada uno de nosotros con su propio fantasma.

FIN

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