el amor es el único y último recurso que nos queda para salir ilesas de la vida

EL AMOR ES EL ÚNICO Y ULTIMO RECURSO QUE NOS QUEDA PARA SALIR ILESOS DE LA VIDA

En mi casa había un libro. A decir verdad, había tres


Hay versos que se escriben cuando se han acabado las palabras.

martes, 5 de octubre de 2010

MIS LIBROS Y YO (Breve historia en tres capítulos)

2.-

No puedo hacerme una idea de las veces que he tenido ese libro en las manos o lo he estado mirando, leyendo, pasando los dedos por su lomo frágil, teniendo en cuenta que lleva en mi poder casi cincuenta años. En realidad, era en el pasado cuando más disfrutaba de los libros. La poca disponibilidad de efectivo para adquirirlos y la ausencia de una biblioteca en la que poder satisfacer la necesidad de leer o de mirarlos me lo hacían ver de forma avariciosa y disfrutar más lo poco que tenía.
Todavía en plena penuria económica pero fuera del pueblo, sobre la margen izquierda del río, en plena Gran vía bilbaína, bajo la enorme mole de piedra ennegrecida y sobre el duro suelo adoquinado, una pequeña librería larga y oscura, atiborrada de lomos manoseados y en todos los colores, se convertiría en el santuario desde el que lograría tocar y adorar a los dioses que venían de ultramar escondidos en fardos de contrabando. Allí me atreví a pedir un libro del que alguien me había hablado. El librero me miró de arriba abajo y me reconoció desde dentro, como si solo mi apariencia le diese confianza, y se fió de mí de la forma más asombrosa, me llevó tras él por un oscuro pasillo, descorrió unas cortinas de cuero hecha jirones y bajamos desde una trampilla disimulada entre las láminas del suelo, por una escalera de caracol hasta un sótano iluminado sólo por una bombilla desnuda y pálida. Allí, en los cajones de madera, aparentemente desordenados, empaquetados aun, se amontonaban los libros que la editorial Losada, proveedora desde la Argentina de todo el caudal de exilio español, hacía llegar por todos los medios que podía tener a su alcance.
El hombre, después de una ligera búsqueda dio con lo que yo le había pedido. Y de momento tuve ante mí una joya que pocos se hubiesen atrevido a soñar que verían un día y podrían tocar viviendo en España en aquéllos años duros de dictadura. “La antología rota”, de León Felipe. Es posible que ya nadie o pocos sepan de qué va, de qué se trata, quien fue León Felipe o qué escribía. En una de sus páginas dice, por ejemplo:
“cuando Franco, el sapo iscariote y ladrón dijo que la guerra de España era una cruzada religiosa y que dios estaba con ellos, al poeta le entraron unas ganas terribles de blasfemar”.

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