el amor es el único y último recurso que nos queda para salir ilesas de la vida

EL AMOR ES EL ÚNICO Y ULTIMO RECURSO QUE NOS QUEDA PARA SALIR ILESOS DE LA VIDA

En mi casa había un libro. A decir verdad, había tres


Hay versos que se escriben cuando se han acabado las palabras.

martes, 22 de diciembre de 2009




EN SOTIEL, LEYENDO A PESSOA

Desde aquí y desde estos sentimientos de soledades y lejanías y sin deseos de acercarse a nada terrenal que no sea el propio terruño abrupto, pero dócil y amansador, exquisito sostenedor de traumas y desarraigos, se hace difícil entender que puedan existir otros mundos, otros lugares donde se están desarrollando guerras, donde se muere de hambre y de epidemias, aún a estas alturas, y donde el descontrol del egoísmo humano ha conseguido acelerar la pérdida de todos los valores. Es casi imposible alcanzar con la imaginación la realidad de esos mundos exteriores a los que nos enfrentamos cuando ponemos la televisión en un rasgo de heroísmo individual y colectivo, de forma maquinal o plenamente conscientes de nuestros actos. Desde aquí es fácil magnificar la visión de cualquier escena violenta, porque a la naturaleza no se le pueden atribuir tragedias. Es a la consecuencia de los hechos de los hombres a los que se les debe poner todo tipo de reparos, ya que él actúa por propia voluntad, y es creer que eso es posible lo que se le hace difícil a la comprensión, al corazón y a la voluntad.

Si pudiera evitar saber que esto también es engañoso no me movería jamás de este recinto. Seguiría por siempre jamás aquí aplastada bajo el peso del enorme silencio, clavada a plena conciencia en esta enorme soledad de piedra. Por eso voy y vengo, alternando ficción y realidad, impregnando mis neuronas de campo y libertad y volcando en la ciudad los excrementos sanos que contienen mi aliento y mis zapatos.

1 comentario:

  1. La hechicera rasgó su pecho y brotaron las palabras. Hay gente que nace del latido de la sangre, pero ella fue concebida en un océano de versos. Los dioses la abandonaron entre montes, temerosos de que algún día la mujer pudiera utilizar la magia, temerosos de que la mujer pudiera crear universos, ríos, soles y pájaros.

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